“Me encantan”, dijo ella. Un joven llamado Leow Soon Seng había dedicado años a perfeccionar el cultivo de orquídeas para honrar a su madre. Ahora, finalmente, le daba a ella el mejor de los regalos; el sabía que las orquídeas eran sus favoritas. En ese momento, el joven también se dio cuenta de algo más: lo que le motivaba en el fondo era compartir felicidad con la gente. Le llenaba de dicha saber que algo tan sencillo como una flor podía alegrar el corazón de su madre. Este era el principio de su “por qué”; uno que más adelante habría de tocar los corazones de millones de personas.
En 1980, el Sr. Leow Soon Seng supo del legendario hongo rojo llamado Ganoderma lucidum. Le sorprendió enterarse de todos los beneficios a la salud que este hongo aportaba al cuerpo: equilibrio, energía, fortaleza. Pensó en todo el bien que podría hacer si compartiera Ganoderma. Este descubrimiento tocó las mismas fibras de su ser que le habían llevado a perfeccionar la flor favorita de su madre. Quizá esta podría ser una buena manera de difundir felicidad a otros. Sin embargo, hacer realidad ese sueño no sería tan fácil; aprendió que, puesto que el Ganoderma lucidum era raro y escaso, era muy costoso. En valor presente, una botella de Ganoderma podía costar hasta $200. Compartirlo con sus seres queridos sería increíblemente caro. Por tanto, el Sr. Leow decidió que aprendería a cultivarlo él mismo.
Motivado por su “por qué”, el Sr. Leow investigó sobre el Ganoderma por 8 años; comparó cientos de variedades del hongo, y probó diferentes métodos de cultivo. Se había comprometido a perfeccionarlo, tal y como había hecho con las orquídeas. Con paciencia, esmero y perseverancia, mantuvo en mente su pasión por usar este hongo para difundir salud y felicidad a otros. Finalmente, logro cultivar un producto de todo su agrado.
Llegó así el momento de dar el siguiente paso. El Sr. Leow estudió el poder del marketing en red y vio que este modelo de negocios era excelente para compartir la salud del Ganoderma, y también para que la gente pudiera generar riqueza. El “por qué” arraigado en su corazón crecía conforme mejoraba su visión para difundir salud y riqueza a cada hogar alrededor del mundo. De esa visión, nació Gano Excel. Por aquel entonces, Gano Excel producía dos productos encapsulados: Ganoderma y Excellium. Era claro que la salud y riqueza del Ganoderma eran aspectos atractivos. Los primeros dos años, las ventas aumentaron 50% cada mes. Era un negocio lucrativo y a Gano Excel le iba muy bien. Sin embargo, el Sr. Leow no había olvidado su “por qué”. Su visión rebasaba fronteras; su anhelo era ayudar a las familias de todo el mundo. Cuando consideró introducir sus productos a los mercados de Occidente, no estaba seguro si las cápsulas serían tan populares como lo eran en su país. Así, empezó a idear una nueva manera de dar a conocer el Ganoderma. Un día en su laboratorio, y por accidente, un poco de Ganoderma cayó sobre una mesa. Aunque era valioso, el Sr. Leow ya no lo podía usar en su trabajo. Como no quería desperdiciarlo, probó el Ganoderma y se dio cuenta que su sabor era similar al del café que estaba bebiendo. En ese momento se le ocurrió la idea brillante de mezclar su Ganoderma en polvo con café. Inmediatamente supo que había encontrado la manera de introducir el Ganoderma a los mercados de Occidente y al resto del mundo.
En 1997, Gano Excel introdujo el GanoCafé —el primer café en el mundo enriquecido con Ganoderma. El café sería introducido a más de 65 países por todo el mundo, incluyendo, en 2002, a Estados Unidos. Gracias a la dedicación del Sr. Leow a seguir su “por qué”, millones han encontrado salud y riqueza a través del Ganoderma lucidum. Así, este hombre encontró su manera de hacer sonreír a todo el mundo. Y todo comenzó con el anhelo de compartir un poco de felicidad con sus semejantes.
